jueves, 27 de octubre de 2011

Las mujeres en la alemania Nazi.

Tras el inicio de la II Guerra Mundial, y debido a los múltiples frentes que la Alemania nazi tenía que atender, la mujeres debieron cubrir los puestos de trabajo en la industria dejados por los trabajadores, ahora convertidos en soldados por la “gracia de Hitler”. Pero éste no era el papel que le tocaba desempeñar a la mujer en la sociedad nazi. En la sociedad nazi la mujer debía abandonar el mundo laboral – así se podía disminuir la elevada tasa de paro masculina – y casarse. Su dedicación, en exclusiva, era la casa y sus hijos

Esta medida permitió que más de 500.000 mujeres abandonasen sus puestos de trabajo para casarse. Estas “recomendaciones” fueron acompañadas de medidas económicas: cada matrimonio recibía un préstamo de 1.000 marcos del que se podían ir amortizando 250 marcos por cada hijo, reducciones en facturas de electricidad… Todo ello para favorecer las matrimonios y aumentar la natalidad.

Incluso en las artes se “modelizaba” la familia nazi. Según los criterios de la Cámara de Artes Plásticas del Reich se aconsejaba: Siempre que lo permitan las necesidades estéticas – y en la mayoría de los casos será posible- los artistas, especialmente los pintores y grabadores, han de proponerse como meta representar en sus obras a cuatro niños alemanes, cuando pretendan plasmar una familia auténtica.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El peor trabajo de la historia

Corren malos tiempos para tratar temas laborales y el hecho de tener un trabajo debería ser motivo suficiente para no quejarse pero… casi todos nos quejamos. Ahora, después de escribir este post, me lo pensaré dos veces antes de hacerlo.

El peor oficio de la historia ha sido Groom of the Stool (literalmente “novio o mozo de las heces“), en cristiano “limpia culos“.

Lógicamente, sólo el rey podía permitirse el lujo de disponer de un Groom of the Stool. Su labor consistía en la limpieza de las partes íntimas del monarca después de defecar y, aunque pueda parecer extraño, era motivo de disputas entre las familias de los nobles el hecho de que uno de sus miembros ocupase tan “distinguida” tarea. Compartir momentos tan íntimos llegó a convertir al “limpia culos” en un confidente real y, en algunos casos, secretarios personales del rey.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El padre con más hijos de la historia.

Ismail Ibn Sharif el rey guerrero, se podría nombrar como el patrón de las familias numerosas. Mulay Ismail Ibn Sharif, descendiente de Mahoma a través de Hassan ibn Ali, según sus propias palabras, fue el segundo sultán de Marruecos de la dinastía alauita que gobernó el sultanato desde 1672 hasta 1727.

Moulay Ismail

Tras la muerte de su hermano Moulay Al-Rashid, que murió después de una caída de su caballo, Ismail heredó un país debilitado por guerras tribales internas. El espejo en el que mirarse iba a ser la Francia de Luis XIV que en Europa incrementaba su poder e influencia. Trasladó la capital de Fez a Meknes donde comenzó la construcción de un palacio imitando el de Versales del rey Sol. Incluso se atrevió a enviar una delegación a Francia solicitando la mano de Marie Anne de Borbón, hija de Luis XIV.

Para atajar las luchas tribales impuso un régimen brutal y represivo. Extendió sus dominios por los territorios de las actuales Argelia y Mauritania, arrebató los puertos norteafricanos la Mamora y Larache a los españoles y Tánger a los británicos, apoyó a los piratas berberiscos que actuaban en el Mediterráneo para conseguir esclavos cristianos que se convirtieron en mano de obra de sus faraónicas construcciones o en fuente de financiación por sus rescates. Y, además, todavía tuvo tiempo de mantener y cumplir con un numeroso harem… fue padre en 867 ocasiones (525 varones y 342 hijas). Estudiosos en el tema afirman que tendría que haber mantenido unas cinco relaciones sexuales al día durante cuarenta años para alcanzar este número (sin contar los partos múltiples). Tras su muerte, los hijos se disputaron el trono…

Sobre la luna y el sexo oral...

Cuando el astronauta del Apolo Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:

- Buena suerte, señor Gorsky.

Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningun Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.

Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.

Cuando era un niño, estaba jugando al beisbol en el patio trasero con un amigo. Éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. Éstos eran el señor y la señora Gorsky.

Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:
- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando el chico del vecino se pasee por la luna!

Es una historia verdadera.

martes, 2 de agosto de 2011

El jurado popular… un cuento griego

En la Antigua Grecia se elegían por sorteo cada año 6.000 ciudadanos de entre los voluntarios de más de 30 años que se habían inscrito para formar parte de los tribunales de justicia. Cada día, y dependiendo del número de pleitos, se distribuían mediante un sorteo, hecho con unas máquinas llamadas cleroterias, a razón de no menos de 201 miembros por tribunal que, en algunos casos relevantes, podían llegar hasta los 2.001. Pero siempre un número impar para evitar los empates. Después de escuchar a las partes durante el tiempo marcado por la clepsidra, y sin previa deliberación conjunta,  depositaban su voto (un guijarro blanco o negro). El proceso parece limpio y ecuánime, parece…

El hecho de formar parte de un jurado estaba remunerado económicamente pero con una cantidad tan pequeña que los únicos voluntarios que se inscribían para integrar las listas eran indigentes, enfermos  que no podían trabajar, ancianos sin recursos… gentes sin oficio ni beneficio. Además, como la defensa y la acusación corrían a cargo de los propios interesados, la justicia no se basaba en las pruebas y en la verdad sino en el arte y la gracia que tuviese cada uno a la hora de pronunciar discursos e influir en el jurado. Como no todos tenían esa gracia, cobraron especial importancia los logógrafos que, previo pago, les asesoraban en su interpretación y les escribían el discurso creando, incluso, una figura literaria… la etopeya (describir las cualidades y virtudes para influir en el jurado independientemente del pleito concreto).

Así que, según la representación de la Justicia, la balanza no estaba muy equilibrada y la venda en los ojos era traslúcida.

Fuente: De banquetes y batallas – Javier Murcia Ortuño